viernes, 4 de abril de 2014

Sevilla, ciudad de emociones.

La sensación que te produce al levantarte temprano y escuchar a eso de las 8 am un fragmento de pregón de más ni menos que de un gran amigo como es Nacho Iriso, buen poeta, pregonero y mejor persona.
Dice así...


Sevilla, ciudad de emociones
Semana Santa de abril
esperando impaciente veo
a la que es Paz en el Porvenir.
Ya temprana mañana
solo la Buena Muerte
Se hará de San Julián
Hiniesta azul y plata.

O llegará la noche fría
para contemplar a San Juan
acompañando a la finura
hecha ternura 
a la que Sevilla la llama 
Amargura.

O Sevilla de ruán
se hará azul de caridad
y quedará impregnada y envuelta
por el mundo hecho incienso
de Santa Marta.

Y Sevilla a la noche
expirante quedará
ante el crucifijo del Museo
y ante la niñez morena
hecha Guadalupe y reina.

Sevilla se hará Encarnación
y Candelaria, cuando Anás 
pegue una bofetá
al que creó ese mundo
en el que una niña
hecha Piedad
en sus brazos sostendrá
la promesa hecha
Regla, mientras los Panaderos
amasan el pan.

Y los hermanos de la 
sevillanísima y noble
hermandad de la Exaltación
recuerde que la dulzura
está en las mejillas
de las lagrimas de María.

Ya Sevilla se hará pupila
y entrañable maravilla
Pues entre metal y plata llega
Valle de Sevilla.

Y en sus ojos verdes,
cargando el madero,
llega Dios hecho hombre
desde San Lorenzo
o llega entre ángeles
y senderos celestiales.

Macarena, esmeralda
acompasada entre 
el Puente y Triana
Tres Caídas se acercan
y su madre Esperanza
y unas Angustias morenas
que se hacen gitanas 
cuando al medio día
acaba la Madrugá.

O se hará Cachorro
o breve niña de la O
o Carretería elegante
o providencia Servita.

Una niña sublime 
llega a San Lorenzo
y su mirada bendita
es el broche que cierra
la Semana Santa
de mi ciudad, Sevilla.


Nacho Iriso Castro.