En nuestra ciudad del
olvido, existieron imágenes sagradas con gran devoción y cariño entre los
sevillanos que acudían a verlas habitualmente, para pedirles ayuda y salud para
sus seres queridos e incluso tallas que en aquellos entonces eran las que
llegaron al corazón de más fieles en la ciudad, ahora olvidadas y abandonadas.
También como pasó con las imágenes, pasaría con los misterios alegóricos que
con el paso del tiempo quedaron en un segundo plano por diversas circunstancias
a la que muchos cofrades estuvieron desconforme con desterrarlas de las
cofradías en Semana Santa e incluso de quitar la imagen alegórica como titular
de la hermandad como pasaría en la Hermandad de La Hiniesta con la alegoría del
Triunfo de la Santa Cruz por aquellos entonces.
Curiosamente, una de las imágenes con mayor devoción de
final del siglo XVI, sería la del Dulce Nombre de Jesús, una imagen de un
niño Jesús como coloquialmente decimos los cofrades.
Esta hermandad del
dulcísimo y Santísimo Nombre de Jesús, Primera Sangre de nuestro Señor
Jesucristo y Nuestra Señora de la Encarnación, se funda en la parroquia de San
Vicente en el año 1572 por el Arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval. Su
salida procesional en Semana Santa sería el Jueves Santo, pero con pocos
datos hasta que la hermandad llega al convento
dominico de San Pablo el Real en 1587, estando anteriormente en la capilla del
barrio de los Humeros, Hospital de la Santa Cruz en Jerusalén. Es cuando llega
a San Pablo cuando conocemos más datos sobre su salida procesional el Jueves
Santo y el Domingo de Resurrección con la imagen de Jerónimo Hernández.
La corporación se
centraba principalmente en la imagen del Dulce Nombre de Jesús, ya que, fue un modelo a seguir para grandes imagineros
salidos de la primera escuela sevillana de escultores en el último tercio del
siglo XVI comandada por Juan Bautista Vázquez
el Viejo y con la ayuda de Jerónimo Hernández el cual fue quien tallaría en
1588 la imagen del Niño Jesús, por este motivo no estoy de acuerdo que Martínez
Montañez fuera el propulsor de los Niños Jesús de Sevilla ya que su modela se asemejaba
bastante a los de Jerónimo Hernández . Martínez
Montañez fue hermano de esta corporación y gran devoto del Dulce Nombre de
Jesús, hasta tal punto que le regala a la hermandad una dolorosa bajo la
advocación de la Virgen de la Encarnación, Actualmente en paradero desconocido
aunque algunos apuntan que fue la antigua dolorosa que iba en el misterio del
Descendimiento de la Quinta Angustia y que ahora la podemos ver en Linares con
la advocación de la Salud.
Hermandades, como La
Quinta Angustia sumergidas en los
diversos problemas con la invasión francesa y por encontrar una sede que fuera de su agrado,
empezaría fijarse en la hermandad del Dulce Nombre ya que vivía una época de esplendor
por cosas como ayudar y educar a los niños huérfanos abandonados por sus madres
y tirados por las calles, por su auge económico, artístico y sobre todo su
sede. Ya adentrados el siglo romántico, ambas hermandades acuerdan la fusión en el año 1851 donde quedarían asentadas en la
capilla de la actual parroquia de la Magdalena.
En esta fusión la hermandad
del Dulce Nombre implantara algunas normas que la hermandad de la Quinta
Angustia tendría que cumplir, como por ejemplo que la imagen del Dulce Nombre
tendría que estar siempre en el retablo mayor o que tenía que salir obligatoriamente
en la cofradía junto el misterio del Descendimiento dejándonos estampas
bellísimas en Semana Santa.
En 1858 se estrenaría
el nuevo paso de misterio para el Dulce Nombre diseñado por Antonio de Canto y
tallado por Juan Rossi. En el misterio podríamos ver representado en la delantera del paso, los cuatros
evangelistas y los cuatros doctores de la iglesia, obra de Vicente Hernández
Couquet. En la trasera del paso sobre un monte se hallaba la imagen del Dulce
Nombre de Jesús portando en su mano izquierda una Cruz de carey (lo que afirman
muchos historiadores) y con su mano derecha está bendiciendo los atributos
pasionistas que portan dos ángeles ( acto que también recogería los imagineros
próximos hasta la actualidad) y por último, al final del misterio se encontraba
varios corderos representando el rebaño de Cristo, y un árbol con el fruto
prohibido y una serpiente.
A finales del primer
tercio del siglo XX el misterio deja de procesionar, saliendo algunos años en
la procesión del Corpus general de Sevilla. Antes de dejar de procesionar con
el misterio el Jueves Santo, ya participó en el Corpus de 1826 y en el año 1928
es cuando estrenaría el actual templete diseñado por Joaquín Bilbao, tallado
por Antonio Infantes Reina para custodiarlo. En la actualidad lo podemos ver en el Corpus de la parroquia de la Magdalena.
Con este gran misterio
y la gran talla de la imagen, fue consolidando a más fieles sevillano hasta tal
punto que en el año 1916, llevan al Niño Jesús en un coche de caballos al
domicilio de la condesa de casa Galindo en la plaza del Museo para que la
curara por su gran enfermedad al borde de la muerte que tenía. Con la gran
devoción que coge este por la Sevilla de los mitos, empiezan a surgir leyendas
sobre el Niño Jesús, como la que han llegado a mis oídos de que había días que
el Niño Jesús cuando dormía una noche y estaba en otro sitio que no era el
retablo mayor, aparecía por la mañana en otro lugar o en el mismo altar, por lo
que nadie se lo podía explicar porque las llaves para poder entrar, solo al
tenía el sacristán.
Nadie sabe porque a
partir de la terminación del primer tercio del siglo XX, decayó la gran
devoción que se le tenía, tal vez, porque ya no volvió a salir en Semana santa...
Hablando anteriormente
del misterio alegórico que sacaba a la calle la hermandad de la Quinta Angustia
cada Jueves Santo, tendría que hablar también de algunas hermandades que
sacaban sus misterios alegóricos, hasta que muchas de ellas dejo de sacarlos a
principios del siglo, como hiciera la hermandad de la Hiniesta, y otras
siguieron hasta la actualidad, como fue la Trinidad.
Hermandad
de la Carretería: esta hermandad poseía un misterio
alegórico tallado en 1862 por Vicente Hernández Couquet, que representaba el
Triunfo del Espíritu sobre la Materia que posteriormente se modifica pasando al
Triunfo de la Santa Cruz pero no se tienen datos de cuando dejo de procesionar
este misterio, esta última, la poseían muchas hermandades y también sacándolas
en procesión como la hermandad del Santo Entierro.
Hermandad
de los Panaderos: la hermandad de los Panaderos cuando se
marcha de la iglesia de Santa Lucía por la destrucción de la Invasión Francesa,
se fusionará con la hermandad de San Andrés en 1896 y al año siguiente saldría
por primera las dos hermandades fusionadas con sus tres pasos a la calle.
Curiosamente el paso de la hermandad de San Andrés era un misterio alegórico
donde podríamos ver a San Andrés arrodillado ante la presencia de un ángel
portando una cruz en forma de aspa en la que sería torturado y detrás un palma
representando el símbolo del martirio. Este misterio sale hasta el primer
tercio del siglo XX.
Hermandad
de la Hiniesta: tenemos constancia que la cofradía sacó
a procesionar dos pasos el Miércoles Santo en el siglo XIX, en el primer lugar
el misterio alegórico del Triunfo de la Santa Cruz, en el que figuraban las
Santas Matronas teologales bajo una palmera y los cuatro evangelistas, y en el
segundo lugar, el paso del calvario con el Crucificado y la Magdalena sus pies.
El misterio alegórico deja de procesionar en el año 1912, pero no deja solo de
procesionar, sino que, dejaría de ser titular de la hermandad.
Hermandad
de Monserrat: esta cofradía romántica sacaría entres
los años 1861 al 1931. Un paso alegórico, en el cual, saldría representado la
imagen de San Isaías, gran obra tallada por Couquet a mediados del siglo XIX
donde lo podríamos ver procesionando en unas andas neobarrocas de Eduardo
Robles Pardos. Este pasaje representaba cuando el Santo de Poyetón (así era
conocido en Sevilla) escribía la venida pasión y muerte de Cristo. Este Santo
tuvo una leyenda muy curiosa ya que decía que todas las mujeres que desde un
balcón le mirara a los ojos, nunca se casaría ya que el Santo de Poyetón las
apuntaría en su lista para que nunca se pudiera casar , así pues las mujeres
tenían mucho cuidado de mirarles directamente a los ojos.
Miguel Ángel Gilarte Fraile.
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