viernes, 16 de octubre de 2015

El niño perdido. ~ Alegorías por Sevilla.

En nuestra ciudad del olvido, existieron imágenes sagradas con gran devoción y cariño entre los sevillanos que acudían a verlas habitualmente, para pedirles ayuda y salud para sus seres queridos e incluso tallas que en aquellos entonces eran las que llegaron al corazón de más fieles en la ciudad, ahora olvidadas y abandonadas. También como pasó con las imágenes, pasaría con los misterios alegóricos que con el paso del tiempo quedaron en un segundo plano por diversas circunstancias a la que muchos cofrades estuvieron desconforme con desterrarlas de las cofradías en Semana Santa e incluso de quitar la imagen alegórica como titular de la hermandad como pasaría en la Hermandad de La Hiniesta con la alegoría del Triunfo de la Santa Cruz por aquellos entonces.
Curiosamente, una de las imágenes con mayor devoción de final del siglo XVI, sería la del Dulce Nombre de Jesús, una imagen de un niño Jesús como coloquialmente decimos los cofrades.


Esta hermandad del dulcísimo y Santísimo Nombre de Jesús, Primera Sangre de nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la Encarnación, se funda en la parroquia de San Vicente en el año 1572 por el Arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval. Su salida procesional en Semana Santa sería el Jueves Santo, pero con pocos datos  hasta que la hermandad llega al convento dominico de San Pablo el Real en 1587, estando anteriormente en la capilla del barrio de los Humeros, Hospital de la Santa Cruz en Jerusalén. Es cuando llega a San Pablo cuando conocemos más datos sobre su salida procesional el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección con la imagen de Jerónimo Hernández.
La corporación se centraba principalmente en la imagen del Dulce Nombre de Jesús, ya que, fue un modelo a seguir para grandes imagineros salidos de la primera escuela sevillana de escultores en el último tercio del siglo XVI  comandada por Juan Bautista Vázquez el Viejo y con la ayuda de Jerónimo Hernández el cual fue quien tallaría en 1588 la imagen del Niño Jesús, por este motivo no estoy de acuerdo que Martínez Montañez fuera el propulsor de los Niños Jesús de Sevilla ya que su modela se asemejaba bastante a los de Jerónimo Hernández . Martínez Montañez fue hermano de esta corporación y gran devoto del Dulce Nombre de Jesús, hasta tal punto que le regala a la hermandad una dolorosa bajo la advocación de la Virgen de la Encarnación, Actualmente en paradero desconocido aunque algunos apuntan que fue la antigua dolorosa que iba en el misterio del Descendimiento de la Quinta Angustia y que ahora la podemos ver en Linares con la advocación de la Salud.
Hermandades, como La Quinta Angustia sumergidas en  los diversos problemas con la invasión francesa y  por encontrar una sede que fuera de su agrado, empezaría fijarse en la hermandad del Dulce Nombre ya que vivía una época de esplendor por cosas como ayudar y educar a los niños huérfanos abandonados por sus madres y tirados por las calles, por su auge económico, artístico y sobre todo su sede. Ya adentrados el siglo romántico, ambas hermandades acuerdan la fusión en el año 1851 donde quedarían asentadas en la capilla de la actual parroquia de la Magdalena.
En esta fusión la hermandad del Dulce Nombre implantara algunas normas que la hermandad de la Quinta Angustia tendría que cumplir, como por ejemplo que la imagen del Dulce Nombre tendría que estar siempre en el retablo mayor o que tenía que salir obligatoriamente en la cofradía junto el misterio del Descendimiento dejándonos estampas bellísimas en Semana Santa.
En 1858 se estrenaría el nuevo paso de misterio para el Dulce Nombre diseñado por Antonio de Canto y tallado por Juan Rossi. En el misterio podríamos ver representado  en la delantera del paso, los cuatros evangelistas y los cuatros doctores de la iglesia, obra de Vicente Hernández Couquet. En la trasera del paso sobre un monte se hallaba la imagen del Dulce Nombre de Jesús portando en su mano izquierda una Cruz de carey (lo que afirman muchos historiadores) y con su mano derecha está bendiciendo los atributos pasionistas que portan dos ángeles ( acto que también recogería los imagineros próximos hasta la actualidad) y por último, al final del misterio se encontraba varios corderos representando el rebaño de Cristo, y un árbol con el fruto prohibido y una serpiente.

A finales del primer tercio del siglo XX el misterio deja de procesionar, saliendo algunos años en la procesión del Corpus general de Sevilla. Antes de dejar de procesionar con el misterio el Jueves Santo, ya participó en el Corpus de 1826 y en el año 1928 es cuando estrenaría el actual templete diseñado por Joaquín Bilbao, tallado por Antonio Infantes Reina para custodiarlo. En la actualidad lo podemos ver  en el Corpus de la parroquia de la Magdalena.
Con este gran misterio y la gran talla de la imagen, fue consolidando a más fieles sevillano hasta tal punto que en el año 1916, llevan al Niño Jesús en un coche de caballos al domicilio de la condesa de casa Galindo en la plaza del Museo para que la curara por su gran enfermedad al borde de la muerte que tenía. Con la gran devoción que coge este por la Sevilla de los mitos, empiezan a surgir leyendas sobre el Niño Jesús, como la que han llegado a mis oídos de que había días que el Niño Jesús cuando dormía una noche y estaba en otro sitio que no era el retablo mayor, aparecía por la mañana en otro lugar o en el mismo altar, por lo que nadie se lo podía explicar porque las llaves para poder entrar, solo al tenía el sacristán.
Nadie sabe porque a partir de la terminación del primer tercio del siglo XX, decayó la gran devoción que se le tenía, tal vez, porque ya no volvió a salir en Semana santa...
Hablando anteriormente del misterio alegórico que sacaba a la calle la hermandad de la Quinta Angustia cada Jueves Santo, tendría que hablar también de algunas hermandades que sacaban sus misterios alegóricos, hasta que muchas de ellas dejo de sacarlos a principios del siglo, como hiciera la hermandad de la Hiniesta, y otras siguieron hasta la actualidad, como fue la Trinidad.

Hermandad de la Carretería: esta hermandad poseía un misterio alegórico tallado en 1862 por Vicente Hernández Couquet, que representaba el Triunfo del Espíritu sobre la Materia que posteriormente se modifica pasando al Triunfo de la Santa Cruz pero no se tienen datos de cuando dejo de procesionar este misterio, esta última, la poseían muchas hermandades y también sacándolas en procesión como la hermandad del Santo Entierro.

Hermandad de los Panaderos: la hermandad de los Panaderos cuando se marcha de la iglesia de Santa Lucía por la destrucción de la Invasión Francesa, se fusionará con la hermandad de San Andrés en 1896 y al año siguiente saldría por primera las dos hermandades fusionadas con sus tres pasos a la calle. Curiosamente el paso de la hermandad de San Andrés era un misterio alegórico donde podríamos ver a San Andrés arrodillado ante la presencia de un ángel portando una cruz en forma de aspa en la que sería torturado y detrás un palma representando el símbolo del martirio. Este misterio sale hasta el primer tercio del siglo XX.

Hermandad de la Hiniesta: tenemos constancia que la cofradía sacó a procesionar dos pasos el Miércoles Santo en el siglo XIX, en el primer lugar el misterio alegórico del Triunfo de la Santa Cruz, en el que figuraban las Santas Matronas teologales bajo una palmera y los cuatro evangelistas, y en el segundo lugar, el paso del calvario con el Crucificado y la Magdalena sus pies. El misterio alegórico deja de procesionar en el año 1912, pero no deja solo de procesionar, sino que, dejaría de ser titular de la hermandad.


Hermandad de Monserrat: esta cofradía romántica sacaría entres los años 1861 al 1931. Un paso alegórico, en el cual, saldría representado la imagen de San Isaías, gran obra tallada por Couquet a mediados del siglo XIX donde lo podríamos ver procesionando en unas andas neobarrocas de Eduardo Robles Pardos. Este pasaje representaba cuando el Santo de Poyetón (así era conocido en Sevilla) escribía la venida pasión y muerte de Cristo. Este Santo tuvo una leyenda muy curiosa ya que decía que todas las mujeres que desde un balcón le mirara a los ojos, nunca se casaría ya que el Santo de Poyetón las apuntaría en su lista para que nunca se pudiera casar , así pues las mujeres tenían mucho cuidado de mirarles directamente a los ojos. 





Miguel Ángel Gilarte Fraile.

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