La antiquísima Hermandad de la Hiniesta,
en este año de 2015, ha tenido la salida extraordinaria de su Virgen dolorosa bajo palio, el
Sábado 24 de octubre, cumplió cuatro siglos y medio desde su fundación como
hermandad de penitencia, por las nuevas reglas redactadas y firmadas en el año
1565 hasta nuestra actualidad, aunque a lo largo de su historia ha ido teniendo
distintos avatares como pasaría en todas las cofradías e incluso por falta de
hermanos, la hermandad tuvo que dejar de ser de Penitencia a pasar a ser de
Gloria.
Esta hermandad sevillana esconde una de
las historias o leyendas (para algunos investigadores) más hermosa de la
ciudad, ya que tendríamos que indagar en el tiempo hasta esos años tras la
muerte de Jesucristo Crucificado, volveríamos a la época cuando el catolicismo empieza claramente a expandirse por el resto del mundo que por aquel entonces, un seguidor de Jesucristo
como fue, Santiago el Mayor, que al igual que el resto de los apóstoles, fueron enviados por todo el mundo para la
predicación del catolicismo. Santiago, cruzó todo el mar mediterráneo hasta
llegar a España, en su llegada a Sevilla, creando la primera iglesia de Sevilla, nombrando de primer obispo de la
ciudad, a Pío, el cual funda y construye la primera iglesia sevillana en el año
38 después de Cristo, con el nombre de Santa Jerusalén que estaría situada en
el convento de los capuchinos, justamente a las afueras de la puerta Córdoba.
Cuentan, que cuando el obispo vio que la
iglesia había sido construida, dona a la misma, un imagen de una Virgen de
talla pequeña, con un niño en brazos, que por sus propias manos había tallado
con la advocación de Virgen de la Concepción que pasaría a ser la primera virgen de Sevilla y la segunda
del mundo tras la Virgen del Pilar de Zaragoza. Posteriormente se iba a
llamar bajo la advocación de la Hiniesta
hasta en nuestros días.
Tres siglos y medios más tarde de la
fundación de la primera iglesia sevillana, se produciría un acontecimiento que
marcaría un antes y un después en la ciudad, que sería el saqueo del ejércitos de los vándalos gobernado por el rey
Gunderico (407-428), esto produjo muchos destrozos de aquella ciudad de antaño,
hasta tal punto que tuvieron que esconder a la Virgen de la Concepción
(Hiniesta Gloriosa) en un solar dentro de la muralla, cerca de su sede. Cuando
termina la invasión de los vándalos y destrozada la iglesia de la Santa
Jerusalén, donde se escondió la virgen, se construye otra iglesia con el mismo
nombre que la anterior que tuvo y después curiosamente, en el mismo solar se
alzaría la iglesia de San Julián presidiendo la Virgen de la Concepción en el
altar mayor.
La Virgen de la Concepción estaría en la
nueva iglesia de la Santa Jerusalén, hasta la invasión musulmana en el año 711, ya que tuvo que ser traslada y
escondida en Cataluña. Desde este acontecimiento terrorífico, pasan siglos sin
saberse nada de la Virgen, y en Sevilla la daban por perdida para siempre.
Curiosamente, a finales del siglo XIV,
un caballero con el nombre de Per de Tous, en uno de sus días rituales de caza
por los montes de Cataluña, persiguiendo a unas perdices que quería atrapar,
notó algo raro entre unos matorrales, fue a ver, y lo que se encuentra es a una
virgen de talla pequeña con un niño en
sus brazos y a sus pies, una nota inscrita en latín que decía; “Soy
de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba”. Per de Tous tras el hallazgo, lleva a
la Virgen a Sevilla trasportada en un
carro llevado por bueyes hasta la ciudad hispalense. Dice la leyenda que
por el camino, el caballero estuvo pensando que nueva advocación ponerle a la
Virgen ya que fue descubierta entre una retamas o también llamada hiniestas,
por consecuente a la Virgen se le
conoció desde entonces como la Virgen de la Hiniesta y por ello el nombre
actual lo sigo llevando.
Cuando llegan rumores a la ciudad de
Sevilla de que se había descubierto a la antigua Virgen de la Concepción, se
originó un gran revuelo hasta tal punto de que el arzobispo y los reyes
esperaron al caballero catalán en las puertas de la ciudad. Cuando Tous llega,
se lleva la Virgen a la Catedral para hacerle una misa. Después de esto, se
realizaría un cabildo con el caballero y el clero de la Catedral porque querían quedarse con la imagen, pues decían que ese iba ser el mejor sitio
para la Hiniesta, pero Tous les dijo que él la dejaría donde decía el texto en
latín.
Finalmente el Caballero depositó la
imagen en la iglesia de San Julián porque era la que estaba más cerca a lo que
se refería aquel verso en latín. Ya, en el año 1380, existe constancia de que
la Virgen de la Hiniesta inicia sus cultos en San Julián. En primer momento la
imagen queda bajo los dominios de la familia Tous, pero duraría poco tiempo ya
que los “cofrades” de aquella época, veían que era difícil verla habitualmente
ya que con esta familia, era más íntimo la devoción, pero esto cambia
radicalmente con la familia de los Monsalves, pues quería que la Hiniesta se
diera más a conocer y además se le hace una capilla para la Virgen sola, en la
esquina con la calle Hiniesta, es aquí cuando podemos decir que surge la Hermandad de Gloria.
-Hermandad de
Penitencia (XVI)
Este siglo es fundamental para la
hermandad, ya que surge a mediados de
siglo la vinculación con el ayuntamiento, nombrando a la Virgen como protectora
de la ciudad, por lo que esto traerá muchas salidas extraordinarias en los
siguientes siglos por motivos de crisis, enfermedades, sequias… En 1565 a causa del Concilio de Trento y la
Contrarreforma, hace que la hermandad pase de gloria a penitencia por lo que
podemos decir que aquí fue la fundación
de La Hiniesta como Hermandad de penitencia y este mismo año realizaría la
primera estación de penitencia el Jueves Santo con un Crucificado del que no se
conoce su autoría y la dolorosa atribuida a Martínez Montañés XVI. En 1587 vuelve la hermandad a San Julián y
nunca más cambaría de sede (menos en la guerra civil, por el incendio de
1932). A causa del abuso que se le hacía a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa
con tantas salidas a la calle. En 1590, Andrés de la acollación de San Julián,
interpuso un pleito por sacarla todos los años a la calle ya que según él, con
eso bajaba el prestigio y la devoción a la imagen sagrada.
-De Penitencia
a Gloria
En el siglo XVII, en esa época del
barroco, es cuando se le reconoce a la
Hiniesta Gloriosa como patrona y
protectora de la ciudad, como ya he dicho antes, la Virgen saldría cada vez
que hubiera problemas en la ciudad por cualquier motivo importante. A causa de
la epidemia de la peste, murieron muchos hermanos de la corporación llegando al
punto de que la hermandad no tuviera casi actividad alguna entonces se aprueban nuevas reglas para que la
hermandad volviera a ser de Gloria y no es hasta 1881 cuando la hermandad
vuelve a salir en Semana Santa.
-Reorganización
(1879)
Ya, adentrados el siglo romántico sevillano,
la hermandad toma la decisión de reorganizarse en 1879 para ser hermandad de
penitencia y poder retomar de nuevo la salida en Semana Santa y podríamos
decir, a partir de aquí, que es la
hermandad que más se parece a la de hoy en día. En 1881 realiza de nuevo la estación de penitencia con un paso
del Calvario, con la Virgen de la Hiniesta Dolorosa a los pies del Crucificado
de la Buena Muerte pero no sería el de Felipe de Rivas ya que por su mal estado
se decidió coger para procesionar al
Cristo del Colafón de la Magdalena. Años después, la hermandad saca dos pasos
para Semana Santa que serían los del Calvario y el misterio alegórico del
Triunfo de la Santa Cruz que dejaría de procesionar a principios de siglo XX.
-La alarma del
XX
Etapa dulce
Esta etapa a la hermandad de la Hiniesta
como a muchas otras hermandades le traen muy malos recuerdos, pero no fueron
solo malos recuerdos ya que a principios de siglo se afianza definitivamente la
reorganización, efectuando la primera salida de nuevo en el año 1906. También
podíamos apreciar cómo el genio y el creador de una Semana Santa con
pinceladas, que se han mantenido hasta nuestros días, como lo hizo Rodríguez
Ojeda, muy vinculado a la hermandad de la Hiniesta, a la que probaba todas las
novedades que se le ocurrían para la dolorosa, que por cierto, fue la primera virgen que se vistió de hebrea en Sevilla. La
hermandad vivía una época muy buena, con pasos nuevos, salidas extraordinarias,
se estrena la marcha “Estrella Sublime”, pero todo esto se truncaría en esa
década de los años 30, en esa pesadilla para las cofradías que todavía perdura.
Barrio de Moscú (1932)
El año 1932 lo cambió todo en la hermandad, un gran
incendio sumerge a la antigua parroquia de San Julián y no se salva
absolutamente nada. La hermandad ante esta tragedia no pudo hacer otra cosa que
trasladarse hasta otra sede, que en este caso sería San Marcos. La hermandad no
efectuaría su salida procesional en Semana Santa hasta el año 1935, donde lo
tendría que realizar desde la iglesia de Santa Marina a causa del reducido
tamaño que tenía donde estaban asentados. Para estas salidas procesionales la
hermandad tuvo que pedir cosas prestadas, por ejemplo, el magnífico Crucificado
que le cede la hermandad de la Lanzada, actualmente de la hermandad de la
Vera-Cruz de Mairena del Alcor o el crucificado de San Gil.
Para sustituir la dolorosa antigua
quemada, a la hermandad llegan distintos escultores y cada uno con su dolorosa,
para que la hermandad eligiese cuál le agradaba más, pero finalmente se quedarían con la dolorosa de Castillo Lastrucci, que
estaba inspirada en la anterior. Pero en este barrio de la calle San Luis no
dejaron de ocurrir tragedias a diferentes cofradías como le pasa de nuevo a la
hermandad de la Hiniesta, con otro incendio en la iglesia de San Marcos. Por
todos estos acontecimientos que se iban sucediendo por aquella zona, se pasó a
llamar, el barrio de Moscú por la cantidad de rojos que habitaban por la zona.
La cofradía sigue cambiando de sedes
hasta que llega el año 1946, donde poco a poco la hermandad fue recuperándose y
viviría una etapa tranquila pero con muchos proyectos a seguir, hasta alcanzar
de nuevo un tiempo de auge, que tantos siglos han estado buscando los hermanos
de la Hiniesta, para que la hermandad estuviera como en la actualidad, porque
un Domingo de Ramos sin la Hiniesta no es lo mismo, con ese azul y plata
reflejándose entre los rayos de Sol de Domingo de Ramos en ese rostro con tanta
sevillanía, o que sería de no haber tenido a la Hiniesta Gloriosa con toda la
esperanza y milagros que alcanzó para la ciudad más bella del mundo. La Protectora de la ciudad volvió porque
ella sabía que Sevilla la necesitaba y ella necesitaba a Sevilla.
Miguel Ángel Gilarte Fraile.
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