lunes, 26 de octubre de 2015

La Hiniesta, cuestión de milenios.

La antiquísima Hermandad de la Hiniesta, en este año de 2015, ha tenido la salida extraordinaria de su Virgen dolorosa bajo palio, el Sábado 24 de octubre, cumplió cuatro siglos y medio desde su fundación como hermandad de penitencia, por las nuevas reglas redactadas y firmadas en el año 1565 hasta nuestra actualidad, aunque a lo largo de su historia ha ido teniendo distintos avatares como pasaría en todas las cofradías e incluso por falta de hermanos, la hermandad tuvo que dejar de ser de Penitencia a pasar a ser de Gloria.
Esta hermandad sevillana esconde una de las historias o leyendas (para algunos investigadores) más hermosa de la ciudad, ya que tendríamos que indagar en el tiempo hasta esos años tras la muerte de Jesucristo Crucificado, volveríamos a la época cuando el catolicismo empieza claramente a expandirse por el resto del mundo que por aquel entonces, un seguidor de Jesucristo como fue, Santiago el Mayor, que al igual que el  resto de los apóstoles,  fueron enviados por todo el mundo para la predicación del catolicismo. Santiago, cruzó todo el mar mediterráneo hasta llegar a España, en su llegada a Sevilla, creando la primera iglesia de Sevilla, nombrando de primer obispo de la ciudad, a Pío, el cual funda y construye la primera iglesia sevillana en el año 38 después de Cristo, con el nombre de Santa Jerusalén que estaría situada en el convento de los capuchinos, justamente a las afueras de la puerta Córdoba. 

Cuentan, que cuando el obispo vio que la iglesia había sido construida, dona a la misma, un imagen de una Virgen de talla pequeña, con un niño en brazos, que por sus propias manos había tallado con la advocación de Virgen de la Concepción que pasaría a ser la primera virgen de Sevilla y la segunda del mundo tras la Virgen del Pilar de Zaragoza. Posteriormente se iba a llamar bajo la advocación de la Hiniesta  hasta en nuestros días.
Tres siglos y medios más tarde de la fundación de la primera iglesia sevillana, se produciría un acontecimiento que marcaría un antes y un después en la ciudad, que sería el saqueo del ejércitos de los vándalos gobernado por el rey Gunderico (407-428), esto produjo muchos destrozos de aquella ciudad de antaño, hasta tal punto que tuvieron que esconder a la Virgen de la Concepción (Hiniesta Gloriosa) en un solar dentro de la muralla, cerca de su sede. Cuando termina la invasión de los vándalos y destrozada la iglesia de la Santa Jerusalén, donde se escondió la virgen, se construye otra iglesia con el mismo nombre que la anterior que tuvo y después curiosamente, en el mismo solar se alzaría la iglesia de San Julián presidiendo la Virgen de la Concepción en el altar mayor.
La Virgen de la Concepción estaría en la nueva iglesia de la Santa Jerusalén, hasta la invasión musulmana en el año 711, ya que tuvo que ser traslada y escondida en Cataluña. Desde este acontecimiento terrorífico, pasan siglos sin saberse nada de la Virgen, y en Sevilla la daban por perdida para siempre.
Curiosamente, a finales del siglo XIV, un caballero con el nombre de Per de Tous, en uno de sus días rituales de caza por los montes de Cataluña, persiguiendo a unas perdices que quería atrapar, notó algo raro entre unos matorrales, fue a ver, y lo que se encuentra es a una virgen de talla pequeña  con un niño en sus brazos y a sus pies, una nota inscrita en latín que decía; “Soy de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba”. Per de Tous tras el hallazgo, lleva a la Virgen a Sevilla trasportada en un  carro llevado por bueyes hasta la ciudad hispalense. Dice la leyenda que por el camino, el caballero estuvo pensando que nueva advocación ponerle a la Virgen ya que fue descubierta entre una retamas o también llamada hiniestas, por consecuente  a la Virgen se le conoció desde entonces como la Virgen de la Hiniesta y por ello el nombre actual lo sigo llevando.
Cuando llegan rumores a la ciudad de Sevilla de que se había descubierto a la antigua Virgen de la Concepción, se originó un gran revuelo hasta tal punto de que el arzobispo y los reyes esperaron al caballero catalán en las puertas de la ciudad. Cuando Tous llega, se lleva la Virgen a la Catedral para hacerle una misa. Después de esto, se realizaría un cabildo con el caballero y el clero de la Catedral porque querían quedarse con la imagen,  pues decían que ese iba ser el mejor sitio para la Hiniesta, pero Tous les dijo que él la dejaría donde decía el texto en latín.

Finalmente el Caballero depositó la imagen en la iglesia de San Julián porque era la que estaba más cerca a lo que se refería aquel verso en latín. Ya, en el año 1380, existe constancia de que la Virgen de la Hiniesta inicia sus cultos en San Julián. En primer momento la imagen queda bajo los dominios de la familia Tous, pero duraría poco tiempo ya que los “cofrades” de aquella época, veían que era difícil verla habitualmente ya que con esta familia, era más íntimo la devoción, pero esto cambia radicalmente con la familia de los Monsalves, pues quería que la Hiniesta se diera más a conocer y además se le hace una capilla para la Virgen sola, en la esquina con la calle Hiniesta, es aquí cuando podemos decir que surge la Hermandad de Gloria.

-Hermandad de Penitencia (XVI)

Este siglo es fundamental para la hermandad, ya que surge  a mediados de siglo la vinculación con el ayuntamiento, nombrando a la Virgen como protectora de la ciudad, por lo que esto traerá muchas salidas extraordinarias en los siguientes siglos por motivos de crisis, enfermedades, sequias… En  1565 a causa del Concilio de Trento y la Contrarreforma, hace que la hermandad pase de gloria a penitencia por lo que podemos decir que aquí fue la fundación de La Hiniesta como Hermandad de penitencia y este mismo año realizaría la primera estación de penitencia el Jueves Santo con un Crucificado del que no se conoce su autoría y la dolorosa atribuida a Martínez Montañés XVI.    En 1587 vuelve la hermandad a San Julián y nunca más cambaría de sede (menos en la guerra civil, por el incendio de 1932). A causa del abuso que se le hacía a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa con tantas salidas a la calle. En 1590, Andrés de la acollación de San Julián, interpuso un pleito por sacarla todos los años a la calle ya que según él, con eso bajaba el prestigio y la devoción a la imagen sagrada.


-De Penitencia a Gloria

En el siglo XVII, en esa época del barroco, es cuando se le reconoce  a la Hiniesta Gloriosa como patrona y protectora de la ciudad, como ya he dicho antes, la Virgen saldría cada vez que hubiera problemas en la ciudad por cualquier motivo importante. A causa de la epidemia de la peste, murieron muchos hermanos de la corporación llegando al punto de que la hermandad no tuviera casi actividad alguna entonces se aprueban nuevas reglas para que la hermandad volviera a ser de Gloria y no es hasta 1881 cuando la hermandad vuelve a salir en Semana Santa.

-Reorganización (1879)

Ya, adentrados el siglo romántico sevillano, la hermandad toma la decisión de reorganizarse en 1879 para ser hermandad de penitencia y poder retomar de nuevo la salida en Semana Santa y podríamos decir,  a partir de aquí, que es la hermandad que más se parece a la de hoy en día. En 1881 realiza de nuevo la estación de penitencia con un paso del Calvario, con la Virgen de la Hiniesta Dolorosa a los pies del Crucificado de la Buena Muerte pero no sería el de Felipe de Rivas ya que por su mal estado se decidió  coger para procesionar al Cristo del Colafón de la Magdalena. Años después, la hermandad saca dos pasos para Semana Santa que serían los del Calvario y el misterio alegórico del Triunfo de la Santa Cruz que dejaría de procesionar a principios de siglo XX.

-La alarma del XX

Etapa dulce

Esta etapa a la hermandad de la Hiniesta como a muchas otras hermandades le traen muy malos recuerdos, pero no fueron solo malos recuerdos ya que a principios de siglo se afianza definitivamente la reorganización, efectuando la primera salida de nuevo en el año 1906. También podíamos apreciar cómo el genio y el creador de una Semana Santa con pinceladas, que se han mantenido hasta nuestros días, como lo hizo Rodríguez Ojeda, muy vinculado a la hermandad de la Hiniesta, a la que probaba todas las novedades que se le ocurrían para la dolorosa, que por cierto, fue la primera virgen que  se vistió de hebrea en Sevilla. La hermandad vivía una época muy buena, con pasos nuevos, salidas extraordinarias, se estrena la marcha “Estrella Sublime”, pero todo esto se truncaría en esa década de los años 30, en esa pesadilla para las cofradías que todavía perdura.




Barrio de Moscú (1932)
El año 1932  lo cambió todo en la hermandad, un gran incendio sumerge a la antigua parroquia de San Julián y no se salva absolutamente nada. La hermandad ante esta tragedia no pudo hacer otra cosa que trasladarse hasta otra sede, que en este caso sería San Marcos. La hermandad no efectuaría su salida procesional en Semana Santa hasta el año 1935, donde lo tendría que realizar desde la iglesia de Santa Marina a causa del reducido tamaño que tenía donde estaban asentados. Para estas salidas procesionales la hermandad tuvo que pedir cosas prestadas, por ejemplo, el magnífico Crucificado que le cede la hermandad de la Lanzada, actualmente de la hermandad de la Vera-Cruz de Mairena del Alcor o el crucificado de San Gil.
Para sustituir la dolorosa antigua quemada, a la hermandad llegan distintos escultores y cada uno con su dolorosa, para que la hermandad eligiese cuál le agradaba más, pero finalmente se quedarían con la dolorosa de Castillo Lastrucci, que estaba inspirada en la anterior. Pero en este barrio de la calle San Luis no dejaron de ocurrir tragedias a diferentes cofradías como le pasa de nuevo a la hermandad de la Hiniesta, con otro incendio en la iglesia de San Marcos. Por todos estos acontecimientos que se iban sucediendo por aquella zona, se pasó a llamar, el barrio de Moscú por la cantidad de rojos que habitaban por la zona. 

La cofradía sigue cambiando de sedes hasta que llega el año 1946, donde poco a poco la hermandad fue recuperándose y viviría una etapa tranquila pero con muchos proyectos a seguir, hasta alcanzar de nuevo un tiempo de auge, que tantos siglos han estado buscando los hermanos de la Hiniesta, para que la hermandad estuviera como en la actualidad, porque un Domingo de Ramos sin la Hiniesta no es lo mismo, con ese azul y plata reflejándose entre los rayos de Sol de Domingo de Ramos en ese rostro con tanta sevillanía, o que sería de no haber tenido a la Hiniesta Gloriosa con toda la esperanza y milagros que alcanzó para la ciudad más bella del mundo. La Protectora de la ciudad volvió porque ella sabía que Sevilla la necesitaba y ella necesitaba a Sevilla.





Miguel Ángel Gilarte Fraile.

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