La Semana Santa como
la conocemos hoy en día ha vivido a lo largo de la historia distintos avatares desde sus “comienzos” a
principios del siglo del barroco (XVIII)
cuando llega el Cardenal don Fernando niño de Guevara originando
algo que marcaría un antes y un después en las procesiones de las cofradías,
como seria, la creación de la primera carrera oficial en 1604 realizando
estación de penitencia a la Catedral Hispalense. También, como todo en esta
vida, la Semana santa pasaría épocas de esplendor y épocas que llegó a rozar la
desaparición de la misma, como pasaría en el tiempo de la Ilustración o etapas
muy buenas, por ejemplo, lo sucedido a mediados del siglo XIX con la llegada de
los duques de Montpensier,
restaurando la semana santa por completo y dándola a conocer por el mundo.
Este artículo, como
el propio título indica, pretendo recalcar que en el paso del tiempo se ha ido
sucediendo acontecimientos en los cuales ha dificultado las salidas
procesionales de las cofradías en Semana santa y en algunos casos, algunas
cofradías con valía, decidieron poner su cruz de guía a la calle y realizar con
ello sus estaciones de penitencia. Últimamente, solo se habla de la famosa
salida que realizó la hermandad de la
Estrella en la II República española, que fue un acontecimiento
importantísimo para los cofrades, para Sevilla y con ello el apodo de: “La
Valiente”. Pero ahora hago una pregunta < ¿La hermandad de la Estrella ha sido la única en salir cuando la ciudad
estaba en guerra? > evidentemente
que no , ya que, a lo largo de la historia diversas hermandades han salido, aun
sabiendo que podría ser muy conflictivo, como pasaría , en plena transición del
antiguo régimen a la ilustración, lo sucedido con la invasión francesa la cual
José Bonaparte quería que salieran tres cofradías que eligió personalmente (
Carretería, Prendimiento, y Gran Poder)
o las tres únicas cofradías que salieron en la I República, que fueron; Siete Palabras , Columna y Azotes
(Cigarreras) y Macarena.
La I República
sucedió en el año 1873, en ese siglo
romántico del XIX que lo podemos denominar, como el siglo de inestabilidad para
la semana santa, ya que, el comienzo fue desastroso con la invasión francesa que
desoló gran parte de los templos, causando a la vez crisis y desapariciones de
muchas cofradías sevillanas (La Borriquita de Triana entre otras).
A mediados de este Siglo, sucedió uno de los cambios a mejor más importantes de la semana santa desde sus inicios que fue la llegada de los duques de Montpensier, que trajo con ello la restauración de la semana santa y los más importante, la dio a conocer por todo el mundo, lo que terminaría con esa semana santa tan íntima y penitencial de antaño, que pasaría a ser más vista y conocida. Pero todo esto se truncó en 1873 con la llegada de la I República española que causa gran incomodidad en las cofradías, causando un gran miedo para salir a la calle.
Como ya hemos dicho
antes, la I República llegaría en 1873 causando a la vez una guerra civil entre
los cantonales (grupo político con
el pensamiento de separar España en cantones, por lo que la oposición se opuso
y esto originaria una guerra civil
importante) y el estado español. Estos sucesos provocó que las hermandades no
realizaran la estación de penitencia, salvo tres cofradías “las valientes de 1873”, como fue la
hermandad de las Siete Palabras, Columna y Azotes, y por último la Macarena.
Ambas hermandades vivían
una etapa dulce en pleno romanticismo. La hermandad de las Siete Palabras
reorganizada principalmente por el gran
historiador y cofrade Bermejo ya que las imágenes titulares estaban abandonadas
y en un estado pésimo de conservación en el antiguo convento del Carmen. Fue
una de las tres hermandades en realizar estación de penitencia a la santa
Iglesia Catedral, la cual, ocupaba la actual sede en la Parroquia de San
Vicente, con la fusión de seis corporaciones diferentes. Esta salida la
efectuaría el Viernes Santo llevando una fuerte escolta principalmente
alrededor de los pasos procesionales, con los datos que tenemos, esta hermandad
no tuvo sucesos contra la cofradía, sino existía un cierto miedo por lo que
pudiera haber sucedido.
Otra de las cofradías
fue, la
hermandad de la Columna y Azotes (Las Cigarreras). Fue de las pocas
cofradías de Sevilla que nunca cortaría la actividad como hermandad desde su
fundación en el último tercio del siglo XVI, hizo todo lo posible por hacer
siempre todos los cultos a sus imágenes sagradas, eso nos explicaría todos los
cambios de sedes que ha acometido esta cofradía, desde su fundación en San
Benito de Calatrava hasta nuestros días en la capilla de la fábrica de tabacos
en el barrio de los Remedios.
Cuando llega el
fatídico año 1873, todo el mundo pensaba que no iba a salir ninguna cofradía a
la calle pero inesperadamente, Las Cigarreras puso su Cruz de guía en la calle.
Dicen que esta hermandad fue la que menos escolta y protección llevaría de las
tres que salieron, pero al igual que la hermandad de las Siete Palabras no
sucedería ningún incidente. Algunos historiadores coinciden, que esta cofradía
salió este año desde la iglesia de los Terceros con tres pasos, los cuales serían;
Nuestro Padre Jesús Atado a la columna, Cristo de la Púrpura y la Virgen de la
Victoria restaurada a mediados del siglo
XIX por Leoncio Baglieto y bajo el palio bellísimo de crestería.
Por último, la
hermandad de la Macarena, al igual que la gran mayoría de las
cofradías, en las décadas antes de la I República, viviría una etapa buena,
participando el misterio en el segundo Santo Entierro Magno en 1854, la cual
estuvo sin procesionar hasta el año 1859 que estrenaría el paso de misterio de
Hernández Couquet y dorado por Juan Escacena.
Cuando llega el año
73 del siglo romántico, la hermandad de la macarena decide realizar su estación
de penitencia. Los pasos irían escoltados por un pelotón, muy bien armados con
escopetas, podemos decir que fue de las tres hermandades que mejor protegida
iba, pero aun con toda esta protección existan un gran miedo por si se
produjera algún ataque contra sus titulares o al cortejo. Podemos destacar como
lucia la Virgen de la Esperanza Macarena en su palio de orfebrería, típico del
siglo XIX, ya que se decía que era un signo de elegancia.
Por suerte estos
sucesos de la I República, duraría relativamente poco, unos dos años. La
Sevilla Cofrade supo reponer y llegaría con
ello, grandes cofrades que cambiarían la forma de la semana santa, con la
llegada del Juan Manuel Rodríguez Ojeda o con la llegada del siglo de oro con
Castillo Lastrucci, creando un gran movimiento en los misterios e imágenes.
Recalcar nuevamente
que en nuestra ciudad del olvido, se ha ido sucediendo acontecimientos que
obligarían a las hermandades no salir a la calle y en la mayoría no poder realizar
los cultos. Y que hubo un número de hermandades que con valentía salieron a la
calle en guerra o en sucesos peores, que en Sevilla no hay solo una hermandad
valiente, así que podemos presumir que a lo largo de la historia existieron “Las
Valientes Sevillanas”
Redacción: Miguel Gilarte.
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