jueves, 27 de agosto de 2015

Coronaciones "sin papeles".

 Hoy, señores, me doy el gustazo de presentarles este artículo bajo el título de Coronaciones “sin papeles”, claramente relacionado con uno de los temas estrellas en este mundo cofrade donde todos, con o
sin criterio, opina: las coronaciones.
Para empezar, tenemos que definir bien qué es una Coronación. La coronación consiste en un ritual en el que se exalta una imagen mariana, imponiéndosele una corona y reconociendo de este modo a la imagen en cuestión como Madre de Dios y Reina de toda la Creación. Este ritual fue instituido en nuestra Iglesia a principios del siglo XIX, con el mero fin de fomentar la devoción a la Santísima Virgen.
Una vez bien definido este concepto, podemos decir que hay varios tipos de coronaciones: litúrgica o popular, canónica y pontificia. La coronación pontificia se da cuando el Pontífice (el Papa) es quien impone la corona a la imagen. La coronación canónica, que es la que estamos acostumbrados a ver en nuestra ciudad, se da cuando es el arzobispo es quien corona a la Santísima Virgen.
Estos dos tipos de coronaciones anteriores necesitan de un sinfín de aspectos burocráticos que Palacio se encarga de administrar (hablamos de los llamados expedientes de coronación). Finalmente, encontramos las coronaciones litúrgicas y coronaciones populares.
Este tercer y último tipo de coronación es quizás el más desconocido y a la vez, el más puro. Las coronaciones populares nacen de la aclamación del pueblo, cuando una imagen atesora una devoción tal que sus devotos necesitan darle a su Virgen el lugar que merece. Este tipo de coronación no entiende de patrimonio o de intereses varios que, desgraciadamente, sí aparecen en los otros tipos de coronaciones.
En nuestra ciudad, que por todos es bien sabido, es tierra de María, ha habido muchas coronaciones de este tipo, aunque la mayoría de los “nuevos cofrades” lo ignoran.

Por orden cronológico podemos recordar algunas como:

-La coronación popular de la Esperanza Macarena en 1913, aunque dicha imagen fue coronada canónicamente cuarenta y nueve años más tarde.

- La coronación litúrgica de la Caridad del Baratillo en 1960, que en 2009 sería convalidada como Coronación Canónica tras cuatro años de espera, ya que se solicitó la apertura del expediente en 2005.

- La coronación litúrgica de Nuestra Señora de la Esperanza (Triana) en 1963, aunque la Virgen fuera alzada nuevamente como Reina de Triana en su coronación canónica de 1984.

- La coronación popular de María Santísima del Dulce Nombre en sus Dolores y Compasión de Bellavista, en 1969 y de la cual se recogen algunas crónicas que destacan <<las grandes masas de gente que aclamaban a la Virgen>> que ocuparon las calles de este barrio. Además, la corona fue costeada a partes iguales por los vecinos de Bellavista, según lo acordado en las reuniones del censo del mismo año con la Parroquia que lleva el nombre de la venerada imagen. Esta dolorosa está hoy día esperando respuesta de Palacio a su petición de Coronación canónica, emitida en los albores de la cuaresma del año 2013.

- La coronación popular de la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva en 1972, costeándose la corona gracias a sus devotos.

- La coronación litúrgica de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerta Real en 1972 (imponiéndose una corona realizada gracias a las donaciones de los vecinos y devotos) y posteriormente elevada al rango de coronación canónica en 1998.

- La coronación popular de la Santísima Virgen de las Angustias de los Gitanos en 1972, coronada canónicamente con la misma corona años más tarde, en 1988.

- La coronación litúrgica de la Virgen del Patrocinio en el año 1973.

Estoy convencido de que muchos de ustedes desconocían algunas de estas coronaciones que les he citado, a las que llamo coronaciones “sin papeles” con todo el cariño del mundo ya que no necesitan otra cosa que el amor de los fieles por una imagen que es para ellos Señora, Reina y Madre de sus vidas y que a mi parecer son el fiel reflejo de la devoción más pura.
Sirva este artículo que, espero, les haya gustado, para dignificar proyectos de coronaciones canónicas como el de mi Virgen del Dulce Nombre, ya coronada popularmente por sus devotos años atrás, y para que algunas personas reflexionen y se paren a informarse antes de expresar deliberadamente una opinión sobre una imagen que, a lo mejor no se deja ver por sus televisiones en la Campana pero que lleva muchos años ya encabezando la devoción de uno de los barrios más grandes y antiguos (tierras fernandinas) a extramuros de nuestra ciudad.


Antonio Ruben González.

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